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La gente está cansada del encierro, las mascarillas, la desinfección, las restricciones y más, todos necesitamos sentir una experiencia real y eso no solo viene a través del tacto, sino a través de realmente cuidar y prestar atención a las necesidades de alguien, para poder tomar acción y poder ayudar.
Ahora, para las iglesias y los ministerios no es suficiente tener buenas redes sociales con bonitas imágenes y mensajes, es necesario ocuparse en dar un excelente servicio más que dar un mensaje. Las personas ahora necesitan una experiencia cercana y humana, una comunidad que realmente se preocupe, quieren sentirse amados, importantes y significativos en los lugares en los que sirven o trabajan (incluso desde la distancia).